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10 décembre 2008 3 10 /12 /décembre /2008 09:03

            Si bien me he quejado en varias ocasiones sobre cómo, en vez de escribir sobre política, preferiría escribir sobre otros temas, ése no es el caso con los temas económicos. La economía me fascina desde niño y mi aprendizaje heterodoxo, en mi opinión, me permite hacer observaciones racionales al respecto que no he visto repetidas con la asiduidad que se debe. La actual crisis económica me ha tenido muy entretenido, ya que yo no tengo los millones necesarios como para lamentar su pérdida en la bolsa de valores de Nueva York. Hay muchos aspectos muy interesantes que demasiados han pasado por alto, y a veces se tiene la mala costumbre de sólo hablar en base a aspectos aislados. Como no tengo el tiempo para escribir un pequeño libro al respecto, no me queda otra que limitar mi aporte al tema que estas entradas. Espero que sean de su agrado.

 

Dinero y números

 

            La economía moderna no difiere mucho de la más antigua, básicamente solo existe un modelo económico y todos los seres vivos se rigen por el mismo, recuerdo haberlo explicado en ocasiones anteriores: la ley de la oferta y la demanda, cantidad de hierba, número de conejos. Lo que varía de un sistema a otro son los esquemas sociales (si nos va a dirigir un rey sacerdote o uno elegido por voto popular) y la tecnología, fuera de estos ‘considerables’ detallitos, el esquema fundamental permanece. La economía mundial contemporánea debe muchísimo a nuestra capacidad tecnológica para el manejo contable del dinero, computadoras, cajeros automáticos, envíos electrónicos, todo eso es posible gracias a nuestros artilugios, su esencia: dinero y matemáticas.

            ¿Qué es el dinero? Es una pregunta que deberíamos hacernos más a menudo. Ah, y aquí creo que puedo introducir una frase que voy a comenzar a repetir a menudo: ‘La diferencia entre los niños y los adultos, es que estos últimos se toman sus fantasías en serio, en cambio los primeros sólo juegan con ellas’. El dinero es una mercancía que sirve para el intercambio de mercancías. Es una excelente idea y su utilidad ha sido demostrada a lo largo de la historia. En la antigüedad, dos tribus podían estar discutiendo sobre cuánto de qué se darían entre ellos para intercambiar productos, hoy por hoy, si bien hacemos bastante de lo mismo—oigan, yo dije que el esquema fundamental no cambia—el dinero facilita mucho el trabajo. Otro factor del dinero es que no se pudre, si los billetitos se arruinan, pues son reemplazados por otros papelitos, esto ayuda a que tu, mmm, ‘riqueza’ no se disipe con facilidad. Demasiado útil, el dinero es casi irremplazable, esto no quiere decir que no deje de ser una convención y una fantasía. Sólo los billetes se comportan como billetes, no tienen una verdadera relación con la realidad… en el fondo son números, y ahí viene otra pregunta muy necesaria: ¿qué son los números?

            Bueno, gran parte de la matemática no está muy relacionada con los números, a muchos matemáticos les gusta pensar que son las relaciones lógicas lo que hacen las matemáticas, pero para el resto de los mortales, las matemáticas SON los números, y la respuesta sobre su naturaleza es, en facilito: abstracciones conceptuales. Eso. Un número es una abstracción conceptual. Los números no existen en la realidad, son parte del esquema conceptual de los seres humanos, nada más, si bien llamarlos fantasías es mezclar conceptos, tienen más de eso, fantasía, que de lo otro, realidad. Imaginen esto, todos tienen una novia(o) o, como mínimo, están enamorados de alguien, incluso de varias personas, digamos que tú y esa persona que amas/deseas hacen ‘dos’ personas, si yo reemplazo ‘esa’ persona por cualquier otra, pues, seguirían siendo ‘dos’ personas, pero en la realidad, fuera del mundo conceptual de abstracciones, eso sería un horror, ya que ya no sería la persona que tú amas/deseas. Así de locas son las matemáticas. Esto se debe a que el ser humano tiene que lidiar con una cantidad de información absurda, para funcionar como maquinaria, el ser humano abstrae, es parte de cómo se comporta nuestro cerebro para lidiar con la realidad. Vemos y comprendemos el mundo abstrayendo. Fuera de los seres humanos es muy difícil dejar en claro lo absurdos que son los números—o lo irreales que son. Por ejemplo, acaso ¿no es una sandía tan fácil de reemplazar por otra sandía?, ¿un perro chiguagua por otro? Fuera de nuestra familiaridad con los seres humanos, todo el resto, para nosotros, es una abstracción. Árbol, todos los árboles, o cualquiera. Fruta, concepto genérico muy vasto. Plátano, cualquiera, o uno. En cambio, María Y V, no es lo mismo que María V H, o Pedro J I, etcétera.

            Entonces, el dinero nos ayuda como una belleza abstracta que facilita todas nuestras transacciones, facilita nuestro ahorro y colabora a la generación de riqueza; pero está restringido en su utilidad por los límites que tiene la matemática para ‘funcionar’ en el mundo real. Este límite se podría resumir como: sólo con números se puede contar el número de números, todo lo demás es limitado, así que, irónicamente, el límite de los números es que ellos, a diferencia de todo lo demás, no tienen límite y, además, que ellos no sufren deterioro, a diferencia de las cosechas o productos, no tienen dimensión, a diferencia de cualquier cosa, y cualquier otro detallito que puede venir con el ser una abstracción en vez de una realidad. Es por eso que los números están siendo ajustados todo el tiempo y porqué deben obedecer a complejas ecuaciones, cambian, se mueven, intentan adaptarse a la realidad lo mejor que pueden. Sirven, son muy útiles, pero siempre fracasarán en su intento de ser ‘realidad’. No importa, ya estamos acostumbrados, pero no hay que perderles ojo. Van a ver la que se arma cuando olvidamos su fragilidad y necesidad de ajuste a la realidad. Van a ver.

 

Bolsa de valores

 

            La Bolsa de valores, el Stock Exchange, es una excelente idea. Es una idea tan buena que, si no existiese, ya la habríamos inventado. En esencia, la Bolsa de Valores es un fenómeno matemático, directamente relacionado con el dinero y su naturaleza abstracta, sirve mucho, es útil, y también te puede meter en serios problemas. ¿O creen que no es problema perder siquiera unos… cuánto ya va, unos seis trillones de dólares en su sentido anglosajón? O sea, seis millones de miles de millones de dólares. En número marea: 6 000 000 000 000, si me equivoqué, pues, eso sería una prueba más de cómo marea este número. Ah, y ése monto es el dinero perdido sólo en unos tres meses. Vaya ajuste, ¿no? La Bolsa será una maravilla pero siempre fue, y ha sido, una pila de basura. Vayamos por partes, ¿cómo funciona la bolsa?

            Bueno, digamos que la idea, como ya he repetido demasiado, es muy buena. Si tú necesitas dinero, pues, te prestas del banco o buscas un inversor. Digamos que no puedes prestarte dinero, que no tienes suficiente respaldo (suficiente respaldo, jijijijijiji, sufijijii, respaljajajaja… dojojojojo, ayayayay, las cosas que inventamos, che), entonces buscas un inversor, una persona con dinero que está dispuesta en apoyarte económicamente porque comparte tu visión comercial. Esa es la idea de la Bolsa de Valores, empresas que se ofrecen a inversionistas para que estos les den su dinero y esas mismas empresas puedan invertir en sí mismas. Esa es la idea, ahora, hay que casar esta idea con las posibilidades de la matemática y el dinero. Tú tienes un capital de 100 Bs. (Bolivianos, la moneda de Bolivia es la misma que su gentilicio), vendes casi un tercio, 30 Bs., a un inversor, la empresa tiene ahora 130 Bs., del que tú eres dueño de dos tercios, esto es 86 Bs., o sea, haz vendido un tercio y de igual manera tienes casi más plata que antes, no tienes 70 Bs., de los 100 que correspondería, tienes 86, y la empresa, que ahora es tuya y del inversor, tiene 130 Bs. ¡Qué maravilla!, ¿no? Es prácticamente una máquina para hacer dinero. Ahora, digamos que la empresa de 130 Bs. produce algo que dará un ingreso de 200 Bs. (saben que estoy simplificando muchísimo, pero no estoy mintiendo), esto quiere decir que, a ojo, el 20% de la empresa, por sus ingresos, vale 40 Bs., en vez de los 26 Bs. que vendrían a ser el precio nominal del capital de la empresa, los 130 Bs. Esto quiere decir que yo podría vender mi parte, mi porcentaje, mi 70% (recuerden que el dueño, tú, o yo, vendió 30 de 100), por 153% de su valor. Estos son los jueguitos de la bolsa, su comportamiento, simplificando muchísimo los números. Para finalizar, digamos que la empresa no tiene los ingresos de 200 Bs, sino de muchísimo menos, si ya vendiste tu parte antes, pues, ganaste, si ahora confrontas las decepcionantes ventas, perdiste.

            Juegos como los mencionados, completamente despersonalizados, son parte de la bolsa de valores, las empresas ya no ven quiénes son sus inversores, es dinero que llega, y ahora gran parte del juego es simple y llanamente vender porcentajes, por acciones—que vendrían a ser algo así como un 0,00 algo por ciento de cada empresa—, buscando el mayor beneficio posible. Entonces, la especulación (el juego final en el ejemplo, la promesa de ganancia de 200 Bs. que sube el valor de tu empresa; aunque después no se concrete esa ganancia) es el principal juego de la bolsa. Esto produjo una máquina maravillosa de generar dinero que es, a la vez, una verdadera, y lo repito, pila de basura. A mediados de los noventa, Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal, dijo que los valores (acciones) de la Bolsa de Nueva York estaban, probablemente y a ojo, sobrevalorados en un 40%. Nadie ha hecho el cálculo científico de cuánto valen las empresas en la Bolsa de NY, ni siquiera el índice Dow mide todas las empresas que están ahí, Greenspan probablemente se basa en algunos números de un puñado de empresas, de cualquier manera, su estimación es seria, proviene de una autoridad que sabe de qué está hablando, yo sólo repito lo que él dijo. ¿Se imaginan?, ¡40%!

            Ahora, como punto final, ¿qué quiere decir ‘sobrevalorada’? Bueno, digamos que tú tienes equipo y maquinaria que vale 100 Bs., tienes un mercado de clientes que consume 100 Bs. de lo que tu empresa hace, tienes propiedades, el terreno, por un valor de 100 Bs., entonces la empresa—haciendo uso de una contabilidad ultra caprichosa y simplificando al máximo—tiene un valor de 300 Bs., le aumentamos el valor en un 40% por toda la plata metida en especulación y el valor de tu empresa en Bolsa es de 500 Bs. (bueno, aquí la matemática se aplicó como que el resultado final está con un 40% de sobrevaloración, donde el precio real de la empresa sería sólo el 60%, 300 Bs. Así se hizo la matemática), así se cotiza en Bolsa, así de inflada. La gente comercia con acciones, porcentajes de propiedad, y este comercio ya está tan lleno de especulación que se ignora todos los datos reales, lo único que vale es su valor en Bolsa. El comentario de Greenspan provocó una caída de la bolsa, pero a los pocos días ya se había recuperado de la pérdida. La frase de Alan fue dicha antes del colapso de las punto com, prácticamente hace década y media antes de la actual debacle de la Bolsa. No les parece una maravilla que algo que está tan, tan, tan mal pueda funcionar tan, tan bien. A mí me sigue sorprendiendo.

            En la próxima ocasión hablaremos sobre especulación, un poco más, y sobre el beneficio real de la bolsa de valores. En dos semanas: ‘Ten fe y obtendrás milagros – La crisis económica mundial II/III’.

Bueno, ya saben, imágenes, pertenecen a sus respectivos dueños. Pa' la próxima semana, como ya estamos con la navidad encima, voy a escribir 'El secreto de la felicidad', pa' que disfruten.
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