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19 janvier 2009 1 19 /01 /janvier /2009 06:17

            La colección Folio, de la sociedad Folio, probablemente tenga los mejores libros a precios competitivos. Ésa es precisamente la idea detrás de esta sociedad, libros como hermosos objetos, lo más barato posible. El papel, el encuadernado, la tapa, los dibujos internos, son todos de alta calidad—teniendo en cuenta el gusto y las limitaciones de nuestro tiempo. Obvio, a pesar de sus intenciones, los precios, para el 3er mundo, desde donde escribo, pues, son un tanto por encima de mis posibilidades, no tengo ni un libro de Folio; pero me gustaría comprar alguno, lo haré, por el momento, paciencia. Obviamente, este emprendimiento bibliófilo no podía surgir con el afán de hacer dinero, sino, en verdad, como un homenaje al libro. Todos los títulos publicados por esta editorial son clásicos siguiendo algún criterio, aceptado por la mayoría. Entre los títulos disponibles se encuentran cinco libros de Joseph Conrad, La Odisea, Poemas Completos de John Keats, El Hobbit, El Conde de Montecristo, o una obra tan reciente, por comparación, como El Nombre de la Rosa, etcétera. Casi todos los títulos publicados se pueden encontrar en versiones más accesibles, por ejemplo, yo tengo ‘Alejandro Magno’ de Robin Lane Fox en versión masiva. Aquél que compré un libro Folio busca obtener una copia duradera y de calidad, de algo que tiene que considerar una obra importante para su vida. Para sólo consumir un libro están las otras ediciones.

            Ediciones caras, libros raros, el mundo editorial tiene mucho de ambos, también están los que se ocupan de libros antiguos, o los coleccionistas de una obra particular, cada uno su propio mundo. Recuerdo que en Amazon.com había un libro que tenía un costo de 1000 US$, lo vi porque estaba en rebaja, cuánto costaba antes, creo que 3 mil. Me parece recordar que se trataba de Picasso; pero no estoy seguro. Era el tipo de libro que dice: miren cuánto dinero tengo y además soy culto. Como se trataba de arte moderno, pues no me podía importar un pepino. Son asuntos aparte, menciono Folio porque ellos buscan hacer libros baratos de alta calidad, lo más accesibles posibles. Por un lado se han preocupado de hacer una colección más que meritoria, si tuviese los fondos, me los compraría todos, y leería la mayoría; también se ven muy pitucos como objetos. Folio publica sólo en idioma inglés, y tiene a su disposición toda la tradición escrita del mundo, ya que no sólo publica literatura o autores ingleses.

            Muchos años antes, en Francia, nació la Biblioteca Pléyade (Pléiade – Que es un sello de Editions Gallimard). Al igual que Folio, buscaban publicar lo mejor que se había escrito, o traducido, ellos en idioma francés. En casa, a diferencia de Folio, hay varios libros de esta editorial, ahí está todo Proust, Rimbaud, Platón, y otros más. Algo así como el canon occidental. Son colecciones muy grandes, libros muy agradables, buen papel, buen encuadernado; pero no son los libros de lujo de la edición Folio, son buenas ediciones de excelentes, o muy reconocidas, obras. Pléyade, se podría decir, busca difundir y conservar. Sólo estar dentro de sus ediciones ya está diciendo a cada persona alfabeta en franchute que esa obra vale la pena leerse—de seguro que hay muchos errores en este aspecto; pero, ni modo. Después de todo, ¿quién no querría estar en un catálogo junto a los mencionados, eh? Hablo como autor. Una anécdota interesante de Sartre, fue que no tenía ningún apego a los libros, a pesar de que, como escritor, vivía rodeado de ellos, y poseía una considerable colección. Los regalaba, los prestaba, sin pensarlo dos veces, excepto los volúmenes de sus obras completas (novelas) en la edición Pléyade. Esa edición le decía a Sartre que había escrito algo relevante (su filosofía y aporte política son una nota aparte), que su esfuerzo había producido algo que no sería tan fácilmente olvidado. Es casi imposible imaginar lo que significaría para un autor ser publicado en una colección tan prestigiosa, coleccionada, probablemente por muy pocas personas, y por toda gran biblioteca de habla francesa, siquiera dos en cada ciudad de tamaño moderado en Francia, y en cada capital francófona.

            Parecida a Pléyade, en Estados Unidos, se les ocurrió fundar una editorial llamada ‘The library of America’, así, tal cual, con ese inglés tan latinizado que otorga, en las mentes germanas, categoría a la frase, seriedad, intelectualidad. ‘American Library’, suena, para quien habla y comprende este idioma, muchísimo más vulgar. ‘The library’ es una idea mucho más chauvinista que las mencionadas, no le importa la literatura universal, ni siquiera la occidental. ‘The library’ está construyendo una tradición por sí misma, el canon estadounidense. Ya tiene varios nombres que son referencia universal, como Faulkner, Poe, Chandler, y pese al que le pese, Lovecraft. No sólo publican literatura; pero obviamente la prefieren, ‘The library’ tiene colecciones de ensayos, reportajes periodísticos, discursos y discusiones, todos de gran relevancia; aunque, dicen, en algunos casos no de belleza. Me pregunto si llegarán a publicar un hermoso tratado de agronomía. ‘The library’ tiene dos objetivos confesos, uno, preservar la heredad literaria, escrita intelectual, de los Estados Unidos, dos, difundir esa tradición. De esta editorial se puede encontrar varios libros en cualquier biblioteca que algo tenga que ver con los ‘U’, ‘S’ de ‘A’. La calidad del libro es impresionante, el papel es de esos nuevos, sin ácido, encuadernado de calidad, letras buenas, precio bien guapetón. Muchos de los productos utilizados son importados a los EE.UU. que tienen suficiente tradición de todo en su propio país; pero, ya saben, este mundo todavía es tan eurocéntrico que para hacernos a los jailones (diría que éste es un neologismo boliviano, muy interesante, se refiere a lo que tiene mucha clase, pero con algo de desprecio, o distancia, como ‘esnob’. Viene de ‘High’, ‘alto/elevado’ en inglés, que permite el ‘High class’, clase alta) todos regresamos a Europa. Yo tengo un ejemplar de ‘The library of America’, uno de Lovecraft. Todos cruzamos los dedos para que estos chicos sigan yendo por buen camino.

            Cuando un autor ingresa a ‘The library of America’ se convierte en parte de la tradición literaria de los Estados Unidos, ya no es sólo un autor que fue comercial en su momento, que vendió unos cuantos ejemplares, ya eres huella, has marcado tu camino. Igual con Pléyade, lo mismo con Folio. Tres de varias centenas de editoriales que sólo publican lo mejor, en lo mejor, de seguro que hay editoriales similares en cada idioma valioso del planeta—ya que no puedo unirme a los apologetas de lo políticamente correcto y exclamar que todos los idiomas son igual de valiosos, lo siento, les otorgo a todos gran belleza, innegable; pero hay aportes, y los hay mínimos. En español no puedo identificar una, me temo, espero que por ignorancia, pero sí tenemos una amplia tradición de libros muy finos, ediciones buenas, en casi todas las editoriales. Casi toda editorial de buen tamaño tiene un sello donde se publican libros en tapa dura y de buena calidad, lo que se traduce, debemos lamentar, en precios astronómicos. De carecer de una editorial equivalente a Pléyade, pues, sería una pequeña vergüencita que debemos superar tarde o temprano, tal vez el mercado en nuestro idioma no puede costear una editorial de este tipo, ¿será?, ¿y los franceses sí pueden? Bueno, ya resolveremos esta carencia.

            Por el momento, la buena calidad de las ediciones en español no escasea. Yo diría que esto, a diferencia de lo que muchos piensan, es un defecto más que una virtud. En Bolivia el libro es caro, y pocos parecieran estar dispuestos a hacer libros baratos, ya que, ganas menos y no vendes más. Y el problema es que esta inversión de hacer libros baratos para un consumo masivo, para que haya más lectores, es a largo plazo y debe estar casado con otro principio total y absoluto, calidad en el texto. Ediciones baratas, para el público en general, en español, han sido exploradas por Alianza Editorial, Bruguera y Santillana, con la conocida serie de ‘Punto de lectura’, y ‘Alfaguara de bolsillo’. El libro barato, pa’ el consumo del más amplio público posible, tiene una larguísima tradición, que probablemente data de la edad media. Hoy por hoy, el más puro ejemplo de la edición barata, es el paperback estadounidense, dueño del género no sólo por su profusa presencia y gran difusión, también por sus tirajes con números muy envidiables. Son legión los sellos editoriales que producen productos con papel de cartón duplex o inferior, con vistosas portadas—muy vistosas, en algunos casos son una belleza—vendiendo desde novelas policiales, ciencia ficción hasta libros de autoayuda. Paperback es sinónimo de éxito económico. En los EE.UU. u otros países de habla inglesa, las posibilidades editoriales son muy variadas, y sólo los textos muy ‘vendibles’ merecen esas ediciones numerosas y baratitas que invaden las librerías, los supermercados, comercios de barrio y prácticamente cualquier rincón donde se pueda introducir un libro. Pero no todas los paperbacks son iguales.

            Si a Stephen King lo publica Vintage, y sale en edición barata, y vaya uno a saber qué reimpresión es, estamos hablando de una obra de un autor que, con talento, se ha ganado la simpatía del público. Lo mismo da para casi cualquier edición barata, yo tengo muchos paperback en casa, sobretodo son novelas de ciencia ficción. Debido a que esta literatura sólo fue considerada comercial por muchos, y por demasiado tiempo, sólo hoy en día han comenzado a publicarla en ediciones bonitas, y carísimas, ése es el trabajo de, entre otros Nesfa Press. Volvamos a los libros baratos. Las ediciones paperback, como son objetos para el gran mercado, se reeditan continuamente, ya sea una edición Panther, o Tor, si estás en paperback estás, como obra, vivo. Pero no todos los paperbacks son iguales. Penguin, Pingüino, es LA editorial de los libros baratos. Penguin fue fundada por Allen Lane, un bibliófilo que deseaba ver buenos libros publicados en precios accesibles para todo el mundo, no sólo en buenas ediciones. Ser parte de Penguin significa no sólo ser relevante como literatura, u obra, en tu momento, también quiere decir que eres leído, consumido, en ese momento de la historia. Si yo pudiera elegir un destino literario para mi humilde obra, me gustaría ser un pingüino, ya que esto significaría, no sólo que mi obra fue considerada relevante, sino, también que todavía merece ser leída por un gran número de lectores.

Tengo muchos libros de Penguin en mi biblioteca personal, no sólo porque son baratos, sino porque son muy buenos, sus ediciones son siempre cuidadas, las mejores traducciones, actualizadas, con meritorios prólogos, índices precisos, cuando son necesarios, etcétera. Penguin hizo lo que es el deber de cada editor y editorial, trajo el libro al público, y buscó la mejor literatura, el mejor periodismo, para que nosotros podamos acceder a él, a un precio conveniente. Para cualquier autor, no hay mejor destino que ser leído, y si eres un pingüino eso es lo que sucede con tu obra.

 

Bueno, quienes prestan atención a lo que escribo sabían que se venía este texto bibliófilo. Si les interesa, pueden buscar más información de estas editoriales en la red. Hay de todo, incluso catálogos completos. El artículo sobre 'Laberinto' queda pendiente, ya que, buscaba pensarlo un poco más, y darme tiempo para escribirlo como se debe. Ya saben, todos los derechos de las imágenes y logos utilizados pertenecen a sus respectivos autores o dueños, utilizadas sin fines de lucro y por motivos puramente halagadores, por lo que no debería ser problema para nadie. Ah, y el público; aunque lento, está regresando. Saludos a todos. 

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Published by Rodrigo Antezana Patton - dans mimeme