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14 août 2009 5 14 /08 /août /2009 17:03

                Es difícil traducir ‘Reality show’, si bien ‘show’ es espectáculo, a pesar de su copioso uso en español, y ‘reality’, realidad, pues, la combinación de estas dos palabras en español no es algo que se pueda simplemente hacer. No es cómo se comporta esta lengua latina. Entonces, ¿qué podría ser? ¿Espectáculo de realidad? Diría que no, ya que no están con ‘realidad’, en oposición a un programa construido en torno a un guión, porque parte de todos los programas sí están hechos en base a guión. Tampoco estaría de acuerdo con el más directo ‘realidad espectáculo’, por las mismas razones. Entonces, por el momento, que tal queda ‘espectáculos con realidad’. ¿Eh?

                La narrativa, toda, la de los juegos electrónicos hasta la de… mmm… una novela, obedecen las mismas reglas, a pesar de los diversos medios que utilizan para contar una historia, es una realidad limitada y controlada. Ejemplo, en Harry Potter, las novelas, tenemos un ejército de personajes, ahí están los compañeros del colegio, los parientes de los compañeros, los profesores, y un sinfín de bichos de todo tipo. Sin embargo, son pocos personajes. En detalle, Harry pasa el tiempo con sólo dos: Hermione y Ron, más apariciones de Neville, Sean u otros. Conocemos a su enemigo: Draco Malfoy, y su par de compinches, Grabbe y Goyle. Eso es narrativa, no importan cuán grande sea, siempre será limitada. Recuerden el colegio, o la universidad, acaso tenían sólo dos amigos principales? Tal vez, pero, por cuánto tiempo? La narrativa de Harry Potter abarca nada menos que siete años. Digamos que es un colegio chiquito, igual, conocerías, como persona, a todos, incluyendo a los de semestres previos, años posteriores, etcétera. Además, cada uno de ellos tendría parientes cercanos que, dependiendo cuan bien les conoces, pues, acabarías conociendo también.

                Lo que sucede es que la narrativa no puede abarcar tanto como la realidad, nunca. La buena narrativa crea una ilusión de presencias y profundidad, como es el caso de Harry Potter, con pequeñas menciones aquí y allá de todo el universo que rodea a cada persona. O sea, control, mundo limitado. Otro aspecto de la narrativa es que ésta debe tener sentido, debemos ver la causa y el efecto. Si bien es posible hacer uso del ‘accidente’, éste no es bien visto, debido a que es un recurso fácil que no implica una construcción. Raymond Chandler, autor de novela negra, se quejaba mucho de cada falta de coherencia narrativa en los trabajas de Agatha Christie u otros autores de misterio. En cambio, en la realidad, hay accidentes a diestra y siniestra. Se podría decir que hay tal número de variables que los accidentes son, más bien, la regla. El problema es que esos accidentes, lamentables, problemáticos o como sean, no hacen buenas historias, son, precisamente, eso, accidentes, algo que interrumpe el flujo narrativo, real o meditado. También pueden crear un flujo narrativo en sí mismo. En la realidad, los accidentes son un condimento más del riquísimo choque de variables.  También, en la narrativa, se busca la construcción de personajes coherentes, cuando encontramos a un imbécil que, de un momento a otro, comienza a ser un talentoso, pues, esto es señal de construcción mediocre. Si bien, en la realidad tenemos personalidades coherentes, esa coherencia es muchísimo más rica de lo que la mayor parte de las obras narrativas pueden manifestar. O sea, toda persona tiene muchísimos aspectos, como la chica tierna que se pone furiosa cuando haces el comentario incorrecto sobre, por decir algo, el cuero de vaca, digamos que era ‘vegetariana’.

En la realidad, podemos tener a un inteligente que es un cretino en otros aspectos, en narrativa, eso es difícil de incluir. Además, en historias y relatos, por lo general, se busca personajes que tengan valores, de una u otra manera. Esto es simplemente consecuencia de una noción de historia que, durante siglos, ha involucrado a reyes y príncipes, quienes, si bien puede que no tuviesen siempre un buen corazón, siquiera poseían cualidades de liderazgo, además de una buena educación, sea cual sea la época. Esto hace que criaturas históricas, desde las más crueles, como Calígula, hasta las más gentiles, como Cristo, hayan sido nuestro modelo de personajes, a la que podemos añadir una larguísima lista de héroes clásicos, ya sea ficticios o legendarios, como Hércules y Perseo, o 100% históricos, como Alejandro Magno. Los personajes de la historia y la narrativa, siempre tienen algo a favor, sobretodo en la narrativa que ha tenido éxito. Por ejemplo: Forrest Gump, el tipo es un retrasado mental, cierto; pero también un genio para el ping pong.

En cualquier obra que ha permanecido un momento en el radar del público, y mucho más en aquellos trabajos que han logrado conseguir permanecer en las vitrinas de las librerías, tenemos a personajes interesantes. Una vez más podemos retornar a nuestra narrativa de historia, no de los cuentos, sino de la pura y dura, la vinculada con la realidad del pasado, o nuestra noción que tenemos de ella. Pues, los que sobreviven, para que repitamos sus peripercias, son siempre personajes espectaculares como: Napoleón, Julio César, Sócrates, Platón, Basilio II, Alejo Comneno, Vlad IV Drácula, George Bush, Osama Bin Laden, e incluso algún Hugo Chávez o sus peones locales. No tienen porqué gustarnos como personas, ni siquiera tienen que ser muy inteligentes, en un sentido estricto de la palabra, lo que no podemos negar es que, haciendo algo, dejaron una huella en este mundo, positiva o negativa, algo que la mayoría de las personas no llegan a hacer.

Una vez más, esto no quiere decir que las buenas historias sólo vinculan a personas en el poder. Piensen, simplemente, en alguien importante, a nivel regional, local, provincial, cualesquiera sea el caso, en algún rubro. Pase lo que pase, el personaje interesante, será aquel que se destaque, de una u otra manera, y será sobre él que se escriba alguna historia, una que valga la pena contar. Tanto la historia del pasado, como las historias que nos contamos, suelen, por lo general, ignorar o pasar por alto a un gran número de seres humanos, o dramas humanos. Los medio medio, y los de más abajo, medio locos, medio interesantes, los simplemente ridículos, sin nada de mucho interés que aportar, aparte de su simple, y siempre interesante humanidad. La narrativa histórica y la ficticia, nos hacen olvidar que el ser humano es; por lo general, irrelevante, y que todo drama, por muy pequeño que sea, tiene algún interés, ya que todas nuestras vidas son pequeñas. Es por eso que existe la frase ‘pobre niña rica’, debido a que es una posibilidad, de estar triste, sin importar el dinero que tengas.

Los reyes se enamoran, se traicionan, se preocupan, y, muchas veces, les sale el tiro por la culata. Después de haber sobrevivido batallas épicas y sitios espectaculares, Alejandro Magno murió de una enfermedad tropical. Un final indigno de semejante líder, tan banal, tan humano. Julio César morirá asesinado, a un par de pasos del poder absoluto. Un fracaso, desde muy alto, o muy abajo, significa lo mismo para el que está arriba como para el que está abajo. En otras palabras, la narrativa histórica y la narrativa ficticia, que la imita en gran parte, olvidan que hay historias en todas partes; aunque esas historias no valgan la pena ser contadas. Un ejemplo, siquiera en muchas ciudades de los EE.UU., tal vez en todo el país, la policía tiene un plazo para resolver cualquier crimen grave, como un asesinato a mano armada, digamos que tienen muchas pistas, pues, podrán seguir con el caso, digamos hasta 4 días. No le pueden dedicar más tiempo a un crimen. Por lo general sólo tienen 48 horas. Esto se da porque el crimen rara vez es pensado, se dan por razones pasionales obvias, o por dinero, también obvio. El crimen es una estupidez, un error, y el mal no es ingenioso, ni interesante, ni atractivo, no hay planes sofisticados, ni trampas interesantes, tal vez eso suceda, una vez entre mil. O sea, todos esos programas de crimen sofisticado, los CSI Vegas, Chicago, Miami, Atlanta, etc., junto a sus demás clones, son mentira. Lo que no quiere decir que no haya un drama en cualquiera de las vidas involucradas diariamente con ese malestar, en cualquier ciudad, en cualquier país.

Los espectáculos con realidad son una recuperación de este mundo que, por razones de monotonía, la narración convencional ha olvidado. Tienen truco, salvo unos pocos; pero los personajes utilizados, las historias narradas, por su banalidad, debilidad, sencillez o simple carisma, nos aproximan a un mundo no narrado. El formato de espectáculo con realidad ha golpeado a la industria de la televisión como un tsunami que arrasa con todo. Canales como History Channel ahora tienen interesantes equivalentes de este estilo, como ser ‘Expedición Africa’, donde un grupo de cuatro exploradores sigue la ruta de H. M. Stanley. El formato es 100% espectáculo de realidad, ya que seguimos la aventura de los cuatro, sus líos y problemas. Con sólo una mínima participación de producción. Muy cerca del espectáculo de realidad, están todos los documentales amigables, donde tenemos un anfitrión y seguimos su recorrido personal para explorar un tema, este es el caso de ‘Buscando la verdad’, con Josh Bernstein. Estos no son los únicos ejemplos de documentales amigables, cerca de ser espectáculos con realidad. En el canal Discovery tenemos a programas de sobrevivencia como ‘A prueba de todo’—este tipo se nos va a ir, por andar comiendo porquerías—, ‘survivorman’ y otros similares.

Ahora que hay espectáculos de realidad (EdeR) es interesante ver, con la categoría en mente, qué programas son sus predecesores, ahí está el formato de ‘documental amigable’, con el anfitrión un poco demasiado presente en el programa. Sin embargo, los ejemplos mencionados se ajustan al formato de espectáculo de realidad al 100%, claro que con características que pueden ser usadas por estos canales. Si los EdeR existen en canales que difícilmente podrían acogerlos, pues, en otros canales su presencia es avasalladora. Creo que el mejor ejemplo es MTV, cuya programación solía estar centrada en temas musicales, ya no más, y desde hace buen tiempo, ahora su corazón es EdeR, al igual que su gemelo para un público más maduro, VH1. Los títulos de EdeR que se presentaron en este canal daban, y todavía dan, bastante vergüenza ajena. Debido a que están uno al lado de otro no sé muy bien en qué canal dan qué programa, sin embargo, entre ambos, en este momento, tenemos a: Mi mejor amiga (con Paris Hilton), El dinero y el poder (con 50 Cent), Amo el dinero, La vida de Ryan Sheckler, Brooke a la lucha, y otros más. Todos los canales que pueden alojar un programa de este tipo parecen tenerlo. Esto quiere decir que el público los ha aceptado sin restricciones.

Al igual que la narración convencional de la televisión, los EdeR son espacios controlados. Los programas más abiertos de este tipo son los que siguen las vidas de las personas; pero incluso ahí presentan restricciones, ya que sólo siguen la vida de algunos de los ‘personajes/personas’ involucrados(as). El resto son una situación calculada, limitada y programada, donde se introducen elementos no predecibles, que son los participantes en el concurso de EdeR, uno de los formatos más comunes de este tipo de programa. El aporte de los EdeR es el rescate de la persona no interesante a primera vista que acaba produciendo un drama que sorprende, o que, por una u otra razón, se gana la simpatía del público. El absurdo, el accidente, la vulgaridad, lo desabrido, la banalidad, y otros aspectos negativos de los seres humanos, se hacen presentes en estos programas, que nunca carecen de tensión dramática. Por el lado positivo, desde un vista de dar ejemplo, lo único que he encontrado son personas honestas y sencillas, como Ryan Sheckler, los Ousbourne, donde el amor de Sharon por Ozzy y su familia es muy claro, así como el resto de la familia por cada uno, o la familia de Hulk Hogan.

Por su propia naturaleza, vida usual, o concurso irrelevante, los EdeR no son programas que yo pueda ver en verdad; pero si me gusta curiosearlos, ya que uno encuentro aspectos que nunca podrían entrar en narraciones regulares, son simplemente demasiado idiotas. Pero reconozco su aporte a la narración, por un lado tenemos la presentación de personajes de gran variedad, actitudes diversas, el redescubrimiento de la banalidad humana, y del interés que esa banalidad representa, ya que es, simplemente, nuestra propia vida. Por otro lado, los EdeR son la constatación, confirmación y promoción, de que existen millones de historias que no vale la pena contar.

Bueno, otro atraso. Esto no quiere decir que el artículo del próximo lunes sea postergado. Ya comenzó agosto, tercer aniversario, y he decidido darle un merecido homenaje a una persona muy interesante, el recientemente fallecido Maikol Yakson. En tres partes es la idea: su vida, su obra, y una narrativa personal de su vida en la mía. No me olvido que tengo una lista, bastante amplia, de artículos pendientes. Pues, poco a poco aparecerán todos, o la gran mayoría. Saludos. 

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