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15 juillet 2012 7 15 /07 /juillet /2012 07:03

Creo que ha llegado la hora de difundir un poco más este interesante término.

                Como estudioso, o siquiera curioso, de los vaivenes históricos que nos rodean, me vengo oicofobos001encontrando con la necesidad de acuñar nuevas palabras para hablar de ciertos fenómenos que se dieron en el mundo que nos rodea y que tienen consecuencias hoy por hoy. Por suerte, muchas veces, me encuentro con que ya existe el término que me habría hecho falta, y que lo estaban utilizando con el significado que yo buscaba darle. Hablo, obviamente, de oicofobia—digo obviamente porque es el título, pues.

                Esta palabrita proviene del griego, de las palabras ‘oicos’ (u oikos), hogar, y ‘fobia’ ( la psicología; también se ha utilizado la transcripción ‘ecofobia’, con el mismo significado. A ojo de wikipedia, los primeros usos de esta palabra vienen de la psiquiatría, y la utilizaron para referirse al ‘desprecio’, odio, que sienten los jóvenes por su propia casa cuando llegan a cierta etapa de la adolescencia. Es interesante que tiene mucho sentido biológico este significado, que a partir de cierta edad el nuevo ser deseé buscar su propio espacio, es como los organismos se expanden, por instinto; pero yo no me encontré esta palabrita por andar ojeando manuales de psiquiatría, yo lo pillé por el lado político-social-cultural, para quienes estén interesados en indagar más profundamente sobre su aspecto psíquico, pues, ahí está nuestra querida red… yo hablaré del otro aspecto.

                 Oicofobia puede extenderse a ‘miedo a uno mismo’, ‘miedo a lo propio’, lo que, claro, ya nos da tremendos problemas psicológicos.


                Interludio: En el extremo oeste de la cuenca del Amazonas, entre Brasil y Perú, se encuentran los suruwaja (Suruwaha, transcripción en inglés), un pueblo apenas contactado por la cultura y los valores de la civilización occidental. Hay un pequeño documental sobre ellos en tutele, First contact – Lost tribe of the amazon. Estos salvajitos, que matan a los hijos no saludables y se suicidan antes de llegar a viejos, cuidan mucho de su aspecto y creen ser ‘perfectos’, para sí mismos ellos son la definición de perfección humana.

 

                Volvamos a nuestro asunto.

                Occidente, a partir de los años 1490 y pico, va reconociendo su superioridad tecnológica y organizativa sobre las culturas con las que tenía contacto, primero fueron los reinos americanos—espectaculares, pero muy primitivos. De ahí que un puñado de españoles pudiese conquistar verdaderamente vastas extensiones de terreno. Después, claro, poco a poco, vendrían las demás culturas. La nueva psicología de ‘superioridad’ tardaría en establecerse de manera sistemática. Para principios del 1800 ya estaba claramente establecida, y de ahí, los europeos se lanzaron a una imparable conquista del globo. Esta supremacía occidental era tan patente que sólo los otros poderes occidentales fueron una amenaza para las expansiones territoriales europeas. Con la excepción, claro, de Japón que se occidentalizo aceleradamente con la dinastía Meiji y cuya mayor gloria fue ganarle a un poder occidental, la decadente Rusia zarista, en la guerra ruso-japonesa del 1904. Entonces, Europa era la cima, Europa era el ejemplo, Europa era la gloria, y, Europa no existía. Había rusos, franceses, ingleses, alemanes, italianos, españoles, suecos, etcétera. Los franceses e ingleses, llevaron a otros continentes sus peleas. Franceses e ingleses se enfrentaron en América, Asia y África, y sólo la vastedad de los territorios conquistados impidieron que sigan desangrándose. Además de la amenaza de otros poderes europeos, primero Rusia, que a principios del XIX y finales del XVIII había agarrado al decrépito poder otomano como su víctima favorita. Ante el surgimiento eslavo, Francia y Gran Bretaña ayudaron a los turcos, era parte del ‘gran juego’ que se extendía por todo el subcontinente asiático sin participación de los nativos, británicos se enfrentaban al zar, directa o indirectamente. Precisamente, el ‘gran juego’ permitió que el único poder no europeo permaneciera en Europa: el Imperio Otomano.

oicofobos003

               Interludito: Los egipcios creían que iban a los campos elíseos al morir. Una especie de Egipto, kjemet, en el más allá. Para ellos, su mundo era el perfecto.

 

                Y, otra vez, aquí, a lo nuestro.

                Europa no tenía ningún miedo por Europa, los británicos tenían bastante amor por los británicos, con ingleses a la cabeza e irlandeses, escoceses y galeses, aprovechando las oportunidades que ser británico les ofrecía, a pesar de que no siempre se llevaran bien con los otros en las colonias. Lo mismo los franceses, los rusos, con su paneslavismo, y el problema comenzó cuando los alemanes quisieron hacer lo propio, ya que lo estaban haciendo demasiado bien… franceses, ingleses y rusos, pues, se unieron en contra de un nuevo ‘nacionalismo’, el alemán, el pangermanismo. (Largo y complejo este tema, muy rico, muy interesante. Métanle el diente) Se hablaba bien de Europa, se hablaba bien de los europeos—al punto de algunos franceses hablaban bien de los alemanes, y viceversa—pero el concepto de la superioridad europea no generó la más mínima solidaridad intra-europea.

Cuando el eclipsado imperio austrohúngaro pidió ayuda a su aliada germana—proyección prusiana de la oicofobos003aunidad alto alemana, con los arribistas Hohenzollern a la cabeza—para hacer valer sus derechos sobre los restos del imperio otomano, rusos, británicos y franceses se reunieron para el mayor despedazamiento humano que la historia había visto… transcurrió principalmente en Europa; pero Europa era el mundo, y por eso la llamaron la primera guerra mundial. En Verdún, frontera francesa, los británicos y franceses iniciaron una contraofensiva, los alemanes estaban en las trincheras, y ola tras ola de humanidad apenas logró producir algún avance, mientras llovían obuses sobre los frentes opuestos. Murieron unos 700 mil seres humanos sólo en esta batalla, unos 70 mil por mes. Huelga decir que en todo el continente quedaron horrorizados. Y la voz de Europa es la voz del mundo. Había comenzado el proceso de oicofobia europeo.

Una Europa que no tenía noción de sí misma se encontró disgustada con la totalidad europea, con zares y emperadores, reyes y presidentes, y los metió a todos en un saco, la unidad comenzaba con el horror y el desprecio, por lo que se estaba haciendo, por lo que se había hecho; pero las ideas, buenas o malas, tienen un período de gestación… el disgusto de Europa por Europa tardaría mucho en llegar al público general.

 

Interludio: Cuando el imperio romano se extendió por el mediterráneo, llevaron Roma a todas partes. Era Roma en el norte de áfrica, Roma en Germania, Roma en Galia. Los romanos, que eran bastante tolerantes de las costumbres de otros, llevaban a su Roma a cualquier lugar que conquistaban. No había una arquitectura mejor que la romana, ni organización, ni ley, ni ejército, eso lo sabían los romanos y lo aceptaron el resto de los pueblos.

 

Volviendo a nuestra decadencia.

Todavía es popular, o dominante, la noción de que los alemanes pelearon la segunda guerra mundial por broncas que quedaban de la primera. La derrota no genera broncas, genera tristeza, decepción, y resentimientos. Si te agarran a patadas tal vez te pongas a soñar con venganzas pero no vas a ir a buscar pelea con los mismos que te dieron la paliza. La Segunda Guerra Mundial es la guerra de Adolfo Hitler, no me canso de repetirlo, ya que se ha generado la tendencia equivocada que poner multitudes donde corresponden personas. Bueno, Hitler tendría una gran capacidad propagandística, sabía cómo proyectar una idea, y otros méritos, pero su ideología es de una vulgaridad lamentable, además de absurda. El dolor que sobrevino con la 2ª Guerra, la derrota total de Alemania, el crimen específico en contra de la población civil judía, fueron suficiente malestar para alimentar la naciente oicofobia europea. El odio de Europa hacia Europa.

Después de la 2ª Guerra, Francia pelearía guerras coloniales, cuyos crímenes particulares asquearon a oicofobos002varios intelectuales, o a todos. Eso es comprensible; pero la generalización simplificada de sus ideas, y la comparación al extremo, de la Francia Imperial al imperialismo, de la colonia francesa al colonialismo, de la guerra de Hitler a la guerra en sí, es ejemplo del muy pobre trabajo intelectual de nuestro tiempo. Sobre todo porque, a tan sólo unos kilómetros de distancia, el Imperio regido desde Londres se desmoronó con muy civilizadas despedidas, y, al otro extremo, los zares comunistas no liberaban ni un milímetro y explotaban a centenares de pueblos. Este mediocre trabajo intelectual pronto cayó en manos de la propaganda soviética que la utilizaría para atacar a sus enemigos, lo que se repetiría hasta el cansancio en los círculos siniestros del globo. Siendo un ejemplo de la falta de rigor, a la hora de la discusión intelectual, los zurdos pronto impusieron su voz en ciertos círculos, ya que eran la única propaganda sistematizada y venían con mucho presupuesto. Entonces, del odio al imperialista se generalizó hacia el odio al poderoso, o sea: a los Estados Unidos.

Hoy por hoy, la oicofobia, que es un factor más en nuestro marasmo cultural, hace daño de dos maneras. En primer lugar, las voces fuera de Europa no pueden poner a Europa de ejemplo ni hablar bien de ella, ya que de la misma Europa provendrán voces que descartarán tu opinión. O sea, yo, boliviano en Bolivia, no puede decir que debemos imitar la ética laboral alemana, ya que los alemanes vendrán con que la ética laboral de pachanga, de entregar tarde, de hacer mal el trabajo, es muchísimo más humana y ‘mejor’ que la suya—o con burradas por el estilo. En segundo lugar, otorgó valor a voces que no deberían ser ni escuchadas, como los oicófobos abogan que todo lo que venga de ellos (sean europeos y, ahora, estadounidenses. Como bien señaló Tom Wolfe los intelectuales estadounidenses son, en su mayoría, provincianos que siguen cualquier moda del continente viejo) está mal, entonces todas las otras voces cobran mayor relevancia, ya que el silencio—porque se callaron a sí mismos—es superado por cualquier voz, incluyendo un débil susurro. Aquella voz que no se cree mejor simplemente no puede hablar.

Y ése es el gran problema de nuestro tiempo, los intelectuales, dominados por simplones siniestros, no se dan cuenta del silencio que se extiende sobre las respuestas que deberían dar a nuestros problemas, no están ahí, no hay, y lo que no existe puede ser fácilmente reemplazado por cualquier cosa…

 

Créditos de las imágenes: Primera, un hombre boro-boro, distribuido por la Agencia Brasil.

Segunda, la proclamación de la constitución meiji, una impresión litográfica, parece ser, de Toyojara Chikanobu.

Tercera, una foto de Verdún, durante la 1a Guerra Mundial,del servicio de noticias Bain News Service.

Cuarta, protesta en el parque Zucotti, de los llamados 'Occupy Wall street', foto de David Shankbone.

 

A ver, por un momento piensen sobre los muchísimos problemas que tenemos, ¿dónde están las soluciones?, ¿dónde están las ideas? Si son problemas económicos, ¿dónde están los economistas con las respuestas? Pues, fuera del mundo académico... y eso es sólo la puntita de la punta del iceberg. Bueee', por hoy, eso es todo... como ven podría haber sido más largo; pero ya estaba 4 páginas en el word, así que me decidí a cortarla aquí.

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