Hoy en día se habla mucho de China, la república popular ‘comunista’ que ha adoptado el capitalismo total como esquema económico y la dictadura como el político. Muchos dicen que es un nuevo 
poder mundial, el futuro poder. Se habla de China por allí, se habla de China por allá. Muchos levantan sus ojitos acomplejados—pues, ni se imaginan la de acomplejados que hay en este país tercermundista, hasta yo parece que tengo el complejo de no tener complejos—y ya piensan en aprender chino. Las personas que observan el mundo, desde hace buen tiempo, y que saben más de números, son muchísimo más cautos y pesimistas en su aproximación a China. Si bien yo estoy lejísimos de ser un líder mundial, soy una persona que ha tenido la manía de observar el mundo, mi opinión coincide con la de ellos, y respaldo mi diminuta autoridad en la suya. Dos son los objetivos de la nota de hoy, una, es mostrar la gran distancia que separa a este ‘poder’ emergente de los poderes reales de nuestro tiempo, los países industrializados, dos, dejarles una idea… al final del artículo.
Con 2,660 US$ de ingreso per cápita nominal, o 5,300 US$ al Paridad de Poder de Compra (o sea, el indicador que toma en cuenta el ajuste al índice de precios al consumidor, lo que quiere decir que se fijan en lo que una persona puede comprar con esos 2600 US$, en vez de sólo contar el número), China ha hecho increíbles avances desde que, a mediados de los años ochenta, tuviese un ingreso por cabeza menor al boliviano, hoy por hoy, es más del doble. No es sólo que nosotros, por culpa de muchos, lo hemos hecho tan mal, también tiene que ver el talento comercial de la sociedad china, el talento y la falta de escrúpulos para explotar a su propia gente. Sin embargo, todavía está lejísimos de los 45,000 US$ de los que se pavonean los Estados Unidos, nuestra actual y única superpotencia del planeta. Voy a insertar un gráfico, con dos ingresos per cápita por lado.
Ni siquiera con la paridad de poder de compra puede China tocarle los talones al ingreso por cabeza de los Estados Unidos. La diferencia entre el ingreso de uno y el ingreso del otro sería una buena ilustración de lo que es la distancia industrial entre ambos. Claro, la respuesta que surge inmediatamente es que los chinos son 1300 millones, lo que es una cantidad inimaginable para un boliviano, donde sólo somos 9 habitantes por kilómetro cuadrado. Ahora, ¿es importante la población de un país a la 
hora de medir su fuerza? Claro que sí, innegable, es gente capaz de producir, crear, trabajar o, en el peor de los casos, enlistarse en el ejército. Sin embargo, esto no debe hacernos olvidar una realidad muy importante, que 1300 millones de seres humanos son una cantidad excesiva de consumidores, bocas hambrientas que necesitan qué comer. Ingreso per cápita, aquí, es útil nuevamente, ya que el dinero, entre otras cosas, compra comida. Es lo que se mide con ‘canasta familiar’, para ver cómo fluctúa su precio, y cómo afecta a las personas. Se puede afirmar que el poder adquisitivo del estadounidense promedio es muy superior al que requieren sus necesidades gastronómicas, en cambio, el chino, entonces, sin importar si es capaz de satisfacer sus necesidades alimenticias, está muy por detrás. Si la cadena de alimentación no es tan exuberante como la de los Estados Unidos, entonces, eres más débil. Cuán más débil dependerá de la capacidad del país comparado para generar alimento. La fragilidad de China, en este aspecto, es muy grande, debido a que posee una población descomunal y poco espacio para producir todo lo que necesita. Entonces, depende del excedente de las poblaciones cercanas o mundiales, en Asia, está en problemas, ya que todos tienen grandes poblaciones, con grandes; aunque frágiles, excedentes (ya lo demostró la más reciente ‘crisis alimenticia’.
Alimentos, agua, poder industrial, población, porcentaje educado de esa población, hacen que un país sea fuerte o débil—de una manera muy simplista, pero nos permite, como quien dice, echarle un vistazo, 
hacer una evaluación a ojo—, ahora, ¿qué significa poder industrial? Por decirlo de una manera sencilla, la capacidad de un país para producir un X aparato. Por ejemplo, Bolivia tiene una capacidad industrial de casi 0, prácticamente no podemos hacer nada (en el fondo, esto no importa, ya que podemos competir a precios inigualables a nivel de producción audiovisual, desde dibujos animados hasta modelos en miniatura, etcétera. También podríamos producir software y otras cosas más. ¿Creen que bromeo? Cada capítulo de Avatar tiene un costo de más de 250 mil dólares, desde guión hasta presentación, ¡yo quiero que ese dinero venga aquí! Sin contar un millón más de cosas que podemos hacer; pero, ¿poder industrial? Casi cero).
Otro ejemplo de lo que significa poder industrial, muy relacionado con el poder ‘económico’ es el hecho de que los rusos tienen, desde hace buen tiempo, la capacidad técnica para producir aviones F -22, literalmente tienen una copia, que han denominado Sukhoi PAK FA, uno de sus muchos proyectos de avión caza de quinta generación. Conociendo el historial ruso en lo que a armas se refiere, con seguridad será una nave comparable al increíble F – 22. Ya desde hace rato que podrían haber hecho uno de estos, ¿qué es lo que pasa? Bueno, en primer lugar hay que 
resaltar, una vez más, que los estadounidenses tienen unos 128 de estos aviones en su inventario, activos, ahora. ¿Qué es lo que en verdad impide que los rusos tengan siquiera algunos? Pues, poder industrial, casado con el económico. No sólo tienes que tener el conocimiento tecnológico para crear algo, también debes poseer todas las piezas, y el bolsillo para producirlo. Cada F – 22 cuesta, ya lo mencioné hace un par de años, 137 millones de US$, ¡cada uno! La economía rusa simplemente no puede pagar estos costosos juguetes, y los estadounidenses ya están pensando en añadir el F-35 a su arsenal. China, de igual manera, posee un conocimiento avanzado de tecnologías militares; pero, para hacer aviones, helicópteros, barcos, tanques y otras armas que sean comparables a las de los poderes industriales, pues, tendría que hacer una inversión que está más allá de sus posibilidades. Además, ¿para qué la haría?
Militarmente, la distancia entre los EE.UU. y China es absoluta, el ejército estadounidense, podría, si quisiera, conquistar todo el país. Ni siquiera importaría el arsenal nuclear chino, ya que el estadounidense es simplemente muchísimo más vasto, con más rango, precisión, etcétera. Yo no entiendo de dónde sacan que ahora ya no se puede tratar a China como en la guerra del opio, del siglo XIX, claro que se la podría tratar así; pero, ¿para qué? En este momento, se ha superado la construcción militar de influencias y sociedades, los chinos están refelices de hacer negocios con los EE.UU. y viceversa. No hay guerras porque éstas tienen una utilidad nula en comparación al costo de su inversión. Si quisieran hacerlo, arrasarían. China es el actual arrogante tercer mundo, su economía produce chucherías, o productos baratos, o diseñados en otra parte, construidos, en parte, en otros lugares; su ejército, enorme, tiene muchas latitas que sirven para verse bien en los desfiles; su poder industrial está a años luz del de los actuales poderes industriales del planeta. Muy pronto será la primera economía del mundo, bueno, tal vez tarde unos años, está en tercer lugar, con la diferencia de que el segundo lugar lo ocupa un país con un décimo de su población. ¿No les dice algo eso?
Bueno, si les interesa conocer más sobre las inmensas distancias que existen entre China y los poderes industriales de la actualidad, pues le pueden echar un vistazo por ahí, comparen IDH, servicios de aguas, 
etcétera, entre China y Europa, Japón y EE.UU. La distancia es muy, muy grande. Ahora, ¿qué importa eso? El país más poderoso del mundo, desde el año 2001, ha guiado gran parte de su política exterior hacia el país más pobre del planeta, Afganistán, y ha perseguido a un hombre, cuya fortuna, en comparación al monto ya invertido en su búsqueda, y a las pérdidas ocasionadas por su culpa, es inexistente. Si comparamos un monto con otro, llegamos a la conclusión de que Osama Bin Laden y Al Qaeda no existen, económicamente hablando, industrialmente, en números de hombres armados, en estructura. Los terroristas no aparecen en el mapa y; sin embargo, determinan gran parte de la política exterior del país más poderoso del planeta. ¿Qué les dice esto? A mí me dice algo muy claro, los números no importan, el tamaño no importa.
Tenía que escribir sobre 'Laberinto', pero ése es un artículo que requiere de tiempo. Observaciones, como ésta, en cambio, son más fáciles de escribir. Después del referéndum hay un montón de temas en el aire, probablemente incluya un artículo al respecto, pero ése es otro que requiere de buen tiempo. Como éste llega tarde, veré de escribir uno para el próximo lunes. Saludos a todas y todos.
