Siempre, desde muy pequeño he llegado a conclusiones, he deducido y comprendido. A medida que retrocedemos en el tiempo, es inconcebible el número de cosas que comprendí mal, deduje mal y las pésimas conclusiones a las que llegué. Sólo les daré un ejemplo, pa’ que se rían, la ciudad en la que vivo está ubicada en un valle, por lo que la misma puede verse desde las montañas que lo rodean. Es un valle muy grande, por lo que la vista apenas puede divisar el borde del mismo desde las montañas al norte, o divisar el norte del mismo, desde las montañas al sur. De niño vivíamos en una casa en el norte de la ciudad de Cochabamba, y ya en plena montaña, por lo que desde ahí podía ver la ciudad allá abajo sin el menor esfuerzo. Una vez, caminando con mi padre, probablemente le acompañaba a comprar la leche o el pan, le pregunté: ‘¿todo eso es Bolivia?’, mi padre respondió que sí. Yo deduje mal—ya que había preguntado mal—que ESO era todo Bolivia, o sea, más regionalista era imposible, yo no reconocía la presencia del resto del país, pa’ mí el valle era EL país. Lo que yo quise preguntar fue ‘¿Bolivia es todo eso?’ o ‘¿eso es todo Bolivia?’.
Después le pregunté cuántos stadiums tenía La Paz, sede de gobierno del país, él me dijo que dos. Desde arriba se podía divisar fácilmente el stadium de la ciudad, así que yo me puse de pie y estiré el cuello para ver los dos stadiums de La Paz, ‘no los veo’, le comenté a mi padre, él se rió y dijo que se encontraban muy lejos. Yo deduje que estaban más allá de lo que mi vista podía ver, como a los pies de las montañas al sur. Cuando hice estas preguntas tenía poco más de ocho años… ya bastante grandecito, dirán algunos, la verda’ que sí, pero yo era el tipo de personas que deducía, comprendía y llegaba a conclusiones solo; aunque éstas fuesen muy, muy equivocadas. Así que sólo un viaje en flota a la ciudad de Santa Cruz, a mis diez años, me dio una verdadera idea de la escala de los mapas, cuando tuvimos que atravesar provincia tras provincia bolivianas, lo que en mi anterior manejo de escalas habría implicado llegar hasta el Asia. Claro, yo pensé que Sacaba ya era Argentina. (Sí, por alguna razón cuyo motivo sospecho, mi orientación deja al Este como el Sur, y el norte como el Este… obvio, ya sé desde hace décadas cuál es cuál en casi cualquier lugar, pero si le pregunto a mi instinto en vez de mi conocimiento, pues… suerte que no soy ave migratoria) Obvio, había estado abismalmente equivocado. Y no fue la primera vez que había deducido idioteces por no pedir más información, mejor ni les cuento sobre qué pasó cuando escuché las palabras ‘guía telefónica’, que a mis oídos de 4 años sonaban como ‘vía telefónica’, siendo la única vía que conociese era la del tren. Ese despiste sí que fue de campeonato—¡sólo tenía cuatro años!
¿Es que estaba loco? Ya que nadie puede decir que un niño de cuatro años ha enloquecido por la presión laboral, por las relaciones infructuosas, etc. Si el niño estaba así, entonces así de mal estaba desde el principio. Lo que sucedía—al menos eso es lo que creo ahora, y hay mucha información neurológica que podría respaldar mi posición—es que yo simple y llanamente tengo ese ‘cableado’, esa estructura cerebral, que necesita deducir, llegar a conclusiones, tener razones, para poder funcionar en sociedad. Podemos decir que es mi naturaleza, también me pueden denominar como un neurótico consumado, así suelo hacerlo yo. Otra manera de hablar al respecto es decir que soy un filósofo por naturaleza. Esto no quiere decir mucho ni implica alguna
O sea, rápidamente y como conclusión: no puedo evitar cuestionarme las cosas, no puedo evitar pensar, deducir, llegar a conclusiones, problematizarme, etc. Les voy a dar dos ejemplos, preguntillas como ‘¿Qué vino primero la gallina o el huevo?’, yo puedo descartar la pregunta como irrelevante o juego paradoja, más no deja de ser interesante, todo tiene una respuesta a menos que la pregunta sea errónea, e incluso ésas a veces son interesantes. La respuesta a la que llegué, para esa pregunta, fue que primero venía el huevo, ya que por ahí salía gallo, o sea más chiste que idea. Pensé que este problema era una paradoja, no es así. Un abordaje sistemático me permitió llegar a otra respuesta, la gallina ha evolucionado de una criatura que ya ponía huevos, por lo que primero fue el huevo. De igual manera, retrocediendo incluso más, podemos llegar a la respuesta opuesta, la criatura de la que descendieron todas las criaturas que ponen huevos, no surgió a su vez de uno, el primer animal celular casi con seguridad es la extraña mutación de un tipo de hongo. O sea, primero fue el fenómeno de vida animal (gallina). No son dos respuestas entre las que se tenga que elegir, son dos respuestas válidas y correctas—hasta que se demuestre lo contrario.
‘¿Está el vaso medio vacío o medio lleno?’, es una pregunta que se hace para juzgar impresiones personales, pensando que sí uno dice medio lleno es porque es optimista o que está medio vacío para los
¿Alguien se fijó que en esta bitácora hay una entrada en inglés con una solución para predecir terremotos?
Los dos ejemplos de abordaje teórico con tonterías, la gallina y el vaso, están ahí por eso, para que vean que hasta las tonterías se pueden abordar de manera razonable. Así como he pensando sobre ese par de tonterías, he pensado sobre todo lo que se me haya atravesado como ‘problema’, sin contar que los neuróticos hacemos nuestras propias preguntas toooodo el tiempo. Ahora les voy a dar un ejemplo más para que vean qué tipo de mente tengo, diría que soy escéptico por naturaleza y… y manejo buena lógica casi por instinto (oigan, esa confusión del valle cochabambino es falta de noción de escala, y tenía 8 o siete y un dedo… pero creo que esa capacidad para ser confundido tan fácilmente es precisamente lo que motivo mi excesiva neurosis, a diferencia de muchos yo podía ser fácilmente engañado, por lo que correspondía que pensase más que los demás, ¿no creen? Ésta es una especulación inevitable, e irrelevante. Sigamos). Pensando sobre el infinito, entre mis 13 – 14 años (lo que una vez más demuestra que la neurosis que padezco es genética), imaginé una imagen mental muy particular: un lugar oscuro, con sólo un punto de iluminación, una luz cerrada iluminando una cuerda suspendida en medio del aire, tensada, en el centro del lugar. La idea era la siguiente, agarrar la cuerda, no podías ver más que una porción de la misma, hacia la izquierda la cuerda era infinita, hacia la derecha la cuerda era infinita (el punto de agarre significaba el presente). Izquierda era el pasado, derecha el futuro. Agarrando la cuerda podía ver al futuro, hacia el final inexistente derecho de la cuerda, e imaginar que era el tiempo infinito hacia el futuro. Podía hacerlo. Lo que no podía hacer era mirar hacia la izquierda, hacia el tiempo infinito pasado, me conmocionaba, me ponía nervioso, molesto, ¡algo estaba mal en esa dirección! Recuerdo que le platiqué la imagen a un amigo, él dijo que no veía ningún problema, infinito hacia ambos lados. La imagen mental que desarrollé no podía ser explicada, había que generarla uno mismo. Resultó que mi mente, ya que nadie me había enseñado eso; según recuerdo, estaba rechazando de manera instintiva una imagen mental que destruía la posibilidad de principio. Esto es ignorar la necesidad del principio.
Resultó que eso de la posibilidad de principio es un argumento filosófico para resolver algunas paradojas mal planteadas, la imagen mental de la cuerda era precisamente eso: una paradoja mal planteada cuyo error yo percibí instintivamente. El asunto es muy sencillo, digamos que Aquiles llega tarde a su carrera con la tortuga, le pregunta al reptil dónde comienza la carrera y él responde que unos treinta metros más atrás, Aquiles corre, llega al principio y se une a la carrera con la tortuga. Si la tortuga le dijese a Aquiles que el principio de la carrera está a una infinidad de distancia, entonces Aquiles nunca podría llegar al principio y unirse a la carrera, de igual manera, la tortuga, por sí misma, jamás habría podido comenzar la carrera. Eso es la necesidad de principio. El hecho de que la tortuga ya esté en la carrera, es reconocer que la misma tiene un principio. Yo lo sabía instintivamente—aunque no supiese por instinto que el valle de Cocha’ es sólo el valle de cocha, hay que decirlo. Se darán cuenta que son dos situaciones completamente distintas (datos uno, ideas el otro).
No puedo evitar el pensar, pensar todo el tiempo (esto no quiere decir nada tampoco, he pensando miles, y miles de tonterías, felizmente descartadas, y reemplazadas por otras tonterías). Por lo que el proyecto ‘Logopolis’
Dense cuenta que ya, a estas alturas, tengo un considerable bagaje de posiciones filosóficas desarrolladas de manera independiente, con no poca hostilidad a ciertas popularizaciones académicas. He aquí mi brevísima historia de la filosofía: 1) Filosofía Inicios -¿Será que podemos comprender la naturaleza del mundo que nos rodea? (la gran idea). 2) Filosofía platónica - ¿Será que nuestro mundo es reflejo de una realidad más perfecta? (la gran c****a). 3) Filosofía escolástica - ¿Cuál será la naturaleza de dios? (la gran evasión). 4) Filosofía moderna – oigan, parece que es posible comprender la naturaleza del universo (la gran recuperada). 5) Filosofía posmoderna – ah no, parece que no podemos en verdad comprender el universo (la gran decadencia). Todo lo que yo he pensando es lo que estaría en el punto 6, ya no es necesario especular sobre la posible comprensión de las cosas, lo hicimos, comprendimos, abordamos, tenemos logros, etc. Lo interesante del punto 6 es que se parece mucho al punto 1 o 4.
En ‘Logopolis’ no pienso abordar la visión que fulano de tal tenía sobre tal o cual cosa. Lo que yo quiero hacer es abordar ESA tal cosa. Toquemos temas, problemas, no las ideas de fulano o mengano—aunque sí vale meter la opinión de cualquiera cuando esto sea conveniente, si la visión y planteamiento de alguien ayuda a ver mejor el problema, pues adelante. Ahora, ¿por qué hacer este libro con la ayuda de los demás? Bueno, dos son
Finalmente, si alguien buscase una descripción general del texto, ésta sería la de una obra anti-mística y anti-teórica, ambos elementos han hecho demasiado daño y retrasado la esperanza de felicidad humanas. ¿Les interesa participar? Aquellos con los que voy a sostener una conversación escrita, pues haremos los arreglos pertinentes, todos los demás pueden hacer las preguntas que se les venga en gana, yo incluiré en el trabajo final las que considere más importantes. Durante los próximos tres meses estaré reuniendo preguntas y planificando conversaciones, el texto de ‘Logopolis’ tal vez vea la luz del sol para fines del próximo año, lo más probable es que esté listo recién para el 2010—oigan, es que tengo que hacer muchas cosas. Así que adelante, a preguntar, a plantear problemas y fenómenos que puedan ser abordados desde la filosofía, desde el razonamiento en contra de tanta paparruchada que se dice.
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